Siete cueros.
Durante la primera parte de indagación se desarrollaron principalmente dos ejercicios el primero fue a partir de Las ensoñaciones del paseante solitario de Rousseau más específicamente a sobre el Quinto paseo que Rousseau escribe a partir de su experiencia en la isla de Saint-Pierre, donde se refugia tras su expulsión de Motiêrs, en 1765.

En este ejercicio quisimos observar el diálogo interior y las reflexiones que van surgiendo a partir de una caminata o paseo corto a un lugar (aún muy cercano), así como la observación de elementos del paisaje que van surgiendo en la marcha.
En el quinto paseo habla Rousseau de como emprende la tarea de describir todas las plantas de la isla sin dejar una sola, con todo el detalle dice, para ocuparlo el resto de los días. También habla de los pensamientos que van surgiendo durante los momentos de contemplación “Todo está en flujo continuo sobre la tierra. Nada en ella guarda una forma constante y fija, y nuestros afectos que se vinculan a las cosas exteriores pasan y cambian necesariamente como ellas.”*

Como resultado del ejercicio a partir de los paseos de Rousseau, surgieron resultados interesantes;

En mis cinco paseos, todos al mismo parque, empecé contando los pasos desde mi casa hasta allá y a ser consciente de la respiración. Eran 440 pasos de ida y 440 de vuelta, en los que había cerca de 55 respiraciones completas inhalando y expirando. De ida observaba las flores y arboles del camino. En uno de los paseos recogí una flor de un siete cueros, tenía el violeta intenso que suelen tener. La fui poniendo en distintos árboles del camino y fotografíandola, como si fuera la flor de cada uno de estos diferentes arbustos. Así la flor de siete cueros parecía la flor de una acacia morada, la flor de un pino, de un lino, de un brevo, de un jasmín, etc. Así reflexionaba en la relación directa entre la pintura y la naturaleza, el color de las flores que se debe a las moléculas de pigmento que se acumulan en sus pétalos: carotenoides, alcaloides, favonoides entre otras responsables de los distintos colores. La flor es como el lienzo. La flor se comunica con su color de la misma manera que el pintor y que el poeta con la palabra.

Al caminar veía el vínculo entre respirar, caminar, huella, existencia, alma. El alma impregnada de la naturaleza y de su color.
Cada paso como una meditación.
Cada paseo establece un puente entre el ser y la naturaleza. Es un viaje afuera y ala mismo tiempo adentro.

De estos paseos hice un a estampación directa e la tela de la flor del siete cueros y quedaron manchas irregulares con su color. Así cada mancha hace alusión a una respiración completa y teñí un hilo también con las flores del sietecueros y con ese hilo bordé los pasos.

*P125 Las ensoñaciones del paseante solitario Jean-Jacques Rousseau. Alianza Editorial. Madrid 2016
En otro de los paseos estuve muy atenta a los cantos de los pájaros y los grabé. Imaginaba como un sonido emitido por un pájaro, era respuesta de otro que emitía en otro extremo otro pájaro.